Por Jose Manuel Porqueras, Fotografia Andrew Moore

Hoy ha sido un día muy taurino para mí. A las doce: al apartado. A las 12.30: presentación del libro de Paco Cañamero “TAUROMAQUIAS DE CASTILLA” en la Sala Bienvenida. A las 19.00: corrida interesante con dos de mis toreros preferidos.

Lleno de “no hay billetes”. Justo Polo en el palco (el menos malo) y tarde agradable climatológicamente hablando. Última corrida de Padilla en Madrid. El público ovacionó al jerezano obligándole a salir al tercio a saludar.

Jandilla ha traído los últimos años buenos encierros. El de hoy no pasará a la historia. Bien presentados, muy parejos por fuera, berreones, carentes de casta y fuerza en general. A mi juicio, el lote menos desaprovechable ha caído en las manos del que decía adiós. Me han decepcionado los jandillas.

Padilla ha hecho el último paseíllo vestido de luces en Las Ventas. Todo un ejemplo de superación, entrega y confianza en sí mismo como ser humano. Como torero, sobraría un papel de fumar para detallar lo que ha aportado al toreo. Se ha fajado con hierros como Miura, Conde de la Maza, Dolores Aguirre, Victorino y todo aquello que nadie quería matar. Acostumbrado a driblar tarascadas y evitar gañafones, su valor seco y capacidad para interpretar el papel de gladiador del que casi siempre salía indemne es indiscutible. Pero torear, esto es, parar-templar-mandar… ha toreado poco. Hoy y a lo largo de su carrera. Cuando le pusieron las cosas fáciles y se incorporó al pelotón de toreros aficionados al toro artista… sus recursos se han demostrados limitados. Se va. Otros ocuparán su sitio en los carteles. Esta tarde ha tenido el lote menos malo. Hoy ha puesto banderillas con su peculiar estilo: emocionar por la fragilidad que muestra al ejecutar la suerte y las dificultades con las que suele salir de la misma. Fue incapaz de aprovechar las rachas de raza (o genio) de su primero y maleó a su segundo sin entender que lo que pedía era que le hicieran las cosas por abajo. Y ha matado mal.

Mi Castella tuvo por primer enemigo a un debilucho castaño que se dejó pegar en varas y llegó sin fuelle a la muleta. Si le obligaba por el pitón derecho el toro se caía y si le mimaba por el izquierdo los pases eran de uno en uno. El acoplamiento no llegó y entre protestas por alargar la imposible faena decidió abreviar y de estocada que provocó derrame lo envió a desollar. Con el quinto llegó lo mejor de la tarde. Siendo el toro que menos pesaba era el que presentaba más trapío. No recibió buena lidia. Inició la faena en los medios con un pase cambiado. La embestida descompuesta del toro no auguraba faena de mérito alguna. Pero a base de aguantarle y derrochar temple y oficio el jandilla se iba tragando los muletazos y el francés las miradas y la mengua del recorrido. Arrimón incluido y una estocada casi entera y ligeramente desprendida pero eficaz facilitaron la masiva petición de oreja (pedida, entre otros por mí, y protestada por el sector que todos sabemos). Oreja al tesón, la capacidad y las ganas de agradar. Se nota de nuevo la influencia de Curro Molina en Sebastián. Le quedan dos tardes más.

Mi Andrés Roca Rey venía con la vitola de agotador de entradas. Creo que junto a José Tomás es el único capaz de llenar una plaza. Tanto prestigio es un arma de doble filo: para unos es una fuente de emoción; para otros es el objetivo a devaluar. Su primer jandilla resultó ser un cinqueño menos rematado que sus hermanos de camada; fue poco picado y se presentó en la muleta con nobleza bobalicona y sosería. El inicio de faena fue por estatuarios seguidos de algunos pases por detrás que parecieron imposibles por lo ceñidos que fueron. Por el pitón izquierdo no tenía recorrido y por el derecho llevaba la cabeza alta. Porfió el peruano pero la faena no cogió vuelo. De gran estocada acabó con él (una de las mejores estocadas en lo que va de Feria). El largo sexto se dejó pegar en varas y pronto manifestó su condición de manso y huidizo. No se entregaba y sólo buscaba la puerta de salida pero el tesón y la bragueta de Andrés lograron el hilvanamiento de varias series ligadas en las tablas del cuatro. Muletazos arriesgados y templados a un acobardado jandilla. De estocada fulminante lo envió a filetear. Ligera petición de oreja que Justo, con justicia, no atendió y todo quedó en una ovación con saludos. Le queda otra tarde con los de Victoriano.

Es muy posible que no haya sido muy objetivo describiendo lo que he visto hacer a mi Castella y mi Roca Rey (soy un sujeto, no un objeto). Me he emocionado muchas veces con su toreo.

Mañana la primera de Alcurrucén para Curro Díaz, Joselito Adame y Juan del Álamo.