Por José Joaquín Diago

Muy cerca de Trigueros (Huelva), se cría la ganadería de Hijos de D. Celestino Cuadri, un hierro emblemático del campo bravo, con un encaste propio, único y singular; cuyos toros lucen la hondura, el cuajo, el poder y la seriedad en sus hechuras tan características, que junto a su mirada profunda, especial y su clásica conformación de pitones, le otorgan a estos ejemplares una personalidad sin parangón.

D.Celestino Cuadri fue el fundador de esta ganadería en 1954, pero desde el año 1973 ya tomó las riendas de la ganadería el protagonista de este artículo, D. Fernando Cuadri Vides, cosechando abundantes éxitos y triunfos en plazas de España y Francia, siendo numerosos los premios concedidos, algún toro indultado y muchos los toros de vuelta al ruedo, el último este mismo año 2019 en la feria de Huelva, su Huelva del alma y cuya inicial “H” da forma al hierro de la ganadería y se ha convertido también en un símbolo espiritual y casi místico para los aficionados puros al toro.

Esa “H” de Huelva pero que también puede significar “H” de horror para muchos toreros que no quieren ni ver a estos toros ni en pintura, pero sobre todo representa la “H” de honor, la “H” de honestidad, la “H” de honradez y la “H” de humildad de un ganadero que ha sabido honrar a Huelva, al honor, a la honestidad, a la honradez y a la humildad como pocos personajes en la historia de la tauromaquia.

Jamás he escuchado a D. Fernando Cuadri culpar a nada ni a nadie por un mal momento de su ganadería, una mala corrida o un mal toro de su hierro (sólo a sí mismo), tampoco buscar excusas ni lamentos, siempre ha sido un ganadero humilde donde los haya que en todo momento ha dado la cara para asumir su responsabilidad (y muchas veces hasta la que no era suya) y que ante el triunfo o el éxito nunca fue amigo de las alabanzas ni las adulaciones, siempre discreto, tan humilde, en un segundo plano, porque D. Fernando siempre ha pensado en la afición y cuando las cosas no han salido bien, más incluso que por él o por la ganadería, lo ha sentido mucho por los aficionados, porque como ha manifestado más de una vez: “Nuestra ganadería se debe a los aficionados” y eso lo ha demostrado cada dia que ha sido ganadero.

Ahora ha llegado el momento para D. Fernando Cuadri de decir adiós a la primera línea de la ganadería y ceder el testigo a los que vienen por detrás, juventud e ilusiones renovadas, a los que deseo de corazón toda la suerte y todos los éxitos en esta andadura tan bonita y tan difícil a los nuevos responsables de la ganadería, aunque la sombra de un ganadero como D. Fernando se antoja muy alargada, casi inalcanzable. Ha sido y es alguien que como criador de reses bravas y como persona se ha ganado un cariño, un respeto y una admiración difícilmente igualables y que todos los que tenemos la enorme suerte de conocerlo más o menos, no vamos a poder olvidar jamás. Deja la ganadería un GANADERO y un SEÑOR (así, con mayúsculas).

Para siempre quedarán en el recuerdo tantas corridas y toros importantes en Madrid (su Madrid), algún toro premiado en Sevilla, (una plaza que curiosamente nunca terminó de conquistar del todo), en Zaragoza, en “su” Huelva y también en otras muchas zonas del territorio nacional, como Castellón y Valencia, donde se le quiere y se le venera de una forma especial a él y a su ganadería, que tantas tardes de gloria han dado en sus plazas y en sus calles y donde el cariño es mutuo. Ojalá los sucesores puedan igualar o incluso superar tantos éxitos y se ganen como D. Fernando el enorme respeto que atesora entre los aficionados por ser un hombre y un ganadero serio, íntegro en su máxima expresión con sus toros y con su filosofía, por criar un toro único y diferente, personalísimo, con la casta por bandera y la bravura al servicio de los aficionados y de la fiesta de los toros, pero con los que también han sido capaces de triunfar muchos toreros importantes que se han atrevido y han podido con ellos y que dejaron faenas para el recuerdo.

Otro de los rasgos personales que ha definido siempre a D. Fernando Cuadri ha sido su amabilidad y hospitalidad con todo el mundo, ha abierto siempre las puertas de su ganadería, de su mente y de su corazón de par en par a todos los aficionados y a los que no lo son tanto y a todos nos ha explicado siempre con su bondad y su sabiduría infinita de genio auténtico cualquier detalle y curiosidad sobre sus toros, su ganadería, su alquimia, las reatas, la selección, explicando muchas veces la crianza y el comportamiento del toro bravo con ejemplos de la vida cotidiana de las personas o narrando cualquier anécdota, vivencia o recuerdo que hacía que sus ojos se iluminaran al contarlo y que se iluminaran los ojos también de los que le escuchábamos, conscientes del privilegio y el regalo que supone escuchar a un ganadero de los de verdad, con una categoría y una clase superior innatas, siempre envueltas en ese halo de romanticismo de toda una vida dedicada al toro bravo y también a los aficionados.

La bellísima finca “Comeuñas” ya no volverá a ser lo mismo, todavía recuerdo y nunca se me olvidarán esas imágenes que, de vez en cuando vuelven a mi mente como un sueño, en las que D. Fernando Cuadri montaba a caballo entre los toros por los amplios y majestuosos cerrados de la finca junto a sus fieles escuderos José y Gaspar, esas conversaciones entre hombres de campo llenas de sencillez y sabiduría que se escuchaban entre el silencio de la dehesa que tantas veces rompían los mugidos de los toros y el sonido de sus astas al golpearse con fiereza en las frecuentes peleas de los temperamentales toros de la “H” inclinada en el campo.

Esas imágenes que visitan mi memoria como fotos que se van difuminando poco a poco de D. Fernando Cuadri y que jamás se me olvidarán, siempre presto a una sonrisa, a un buen gesto con cualquiera, pero a la vez con esa humildad y esa discreción propias de un niño vergonzoso reflejadas en la bonachona expresión de un señor ganadero y de un ganadero señor que se ha convertido (seguramente sin quererlo) en leyenda del campo bravo y que fue siempre humilde hasta para llorar cuando los aficionados se levantaron de sus asientos en las plazas de toros para ovacionarlo merecidamente, intentando aguantarse las lágrimas y que no brotaran por esos ojos choqueros que tanta verdad transmiten y tanto nos han enseñado, por eso y por tanto, D. Fernando, los aficionados le estaremos siempre eternamente agradecidos, de todo corazón.

Sus sucesores en la ganadería saben muchísimo mejor que yo que D. Fernando Cuadri solo ha habido y habrá uno en la ganadería brava y en fiesta de los toros y que es un ejemplo a seguir, así que, por favor, síganlo.