Parece que se acaba el mundo porque Morante se ha anunciado, de momento así lo hemos podido saber, con la corrida de Miura en Sevilla. Al parecer, el evento tendrá lugar en Sevilla si la pandemia lo permite, a finales del mes de abril o principios de mayo. Repito que, la noticia ha corrido como un reguero de pólvora, cosa que me parece muy lógica por lo inhabitual del hecho.

Claro que, habría que decirle a Morante que obran son amores y no buenas razones que, en realidad, es lo que nos ha dado a lo largo de su carrera. Ahora, Morante, como sus compañeros, a tenor de lo que estamos viviendo no saben qué hacer; sí saben que, la política que han seguido desde siempre ha sido totalmente nefasta para la fiesta por aquello de los toros que venían lidiando; saben que, de seguir de igual modo dentro de cinco minutos, aunque la pandemia lo permita, no acudirán a los toros ni Dios que bajase como aficionado.

Lo que quiere hacer Morante es algo deberían de haberlo puesto en marcha hace cinco lustros y, él, como los señoritos que le rodean, haber aceptado retos cuantificables de cara al aficionado. Pero no, se han pasado la vida sumidos en la más absoluta comodidad y, los riesgos para los desdichados. Todo eso está muy bien pero, los hechos han demostrado que la gente se ha cansado de ver siempre el mismo plato, es decir, el toro desmochado y sin fuerzas para ponerse bellos los toreritos actuales.

Que nadie se vuelva loco porque Morante no matará la camada entera de Miura; es decir, que los héroes habituales en el hierro de Zahariche no se quedarán sin pan. Lo ideal sería que cambiásemos los papeles, Morante con los Miura y Escribano con los toros más a modo, sin llegar a la absurdez de la rama Domecq puesto que, como es notorio, tenemos ganaderías de sobra con auténtica emoción y bravura como para que los diestros puedan hacer el toreo soñado.

Lo de Morante me parece lo más surrealista del mundo; es admirador de José Gómez Ortega Joselito y, como tal, debería saber que Gallito mató casi noventa corridas de Miura en su corta carrera porque solo estuvo apenas ocho años como matador de toros. Es decir, podía haberle emulado pero, una cosa es predicar y la otra dar trigo. Mucha admiración por el diestro de Gelves, pero sin tomar nota alguna de la grandeza de un diestro que pasó a la historia por ser grande, en su arte y en sus gestos, no como ahora que quieren pasar  a la historia por ver quién de los poderosos ha matado más toros fofos, con pitones rasurados y sin fuerza alguna.

Por algo se empieza, caso de Morante que se anuncia con la de Miura pero, no nos hagamos ilusiones que todo quedará en una declaración de intenciones, es decir, pese a todos los males, las figuras actuales no están dispuestos en asumir riesgos «innecesarios». Como fuere, y pese a todo, no soplan buenos vientos para el toreo, la pandemia se ha encargado de certificar nuestra defunción y, aunque todo vaya bien en un tiempo más o menos lejano, los vientos que corren no son buenos para nadie.

Mucho tendría que cambiar de actitud, tanto Morante como sus compañeros festivaleros para que el toreo retomara la pujanza de antaño. Ellos se cargaron la fiesta y serán ellos las que la resuciten, cosa que dudo mucho. De cualquier manera, ricos como están nos alberga toda la duda de que expongan algo más de lo que hasta ahora han expuesto.

En la fotografía, Morante sentado en el mismo despacho que perteneció a José Gómez Ortega.