Benidel Yáñez es un artista ibense que, aunque naciera en Yecla, hace muchísimos años recaló en nuestra tierra y, por dicha razón se le considera un ibense más. Nuestro hombre ha sido un industrial desde hace muchísimos años hasta que un buen día se jubiló anticipadamente para dejar su legado en manos de su hijo.

Yáñez, desde siempre albergaba la idea de sacar a flor de piel algo que le rumiaba desde el centro de su corazón, algo que no era otra cosa que la pintura. Un buen día, alejado de prejuicios y de cualquier valoración que pudieran hacer los demás se puso manos a la obra y, sin pensarlo, resultó ser la admiración de todos.

Nuestro artista confesaba pintar par él, para seguir los dictados de su corazón pero sin la más mínima ambición, cosa lógica tratándose de un hombre humilde como ser humano, pero grande como  pocos a la hora de plasmar su arte. La grandeza de este hombre siempre radicaba en su humildad; como muchas veces me confesara, quería pintar para él, para satisfacer su propio interior que le demandaba una tarea por aquello de saberse jubilado.

El realismo respecto a la pintura es lo que siempre le apasionó. Rostros, paisajes, caballos, toros, ciudades; todo aquello que le entraba por el ojo recalaba en su corazón para plasmarlo en sus lienzos. Aunque él no quería propaganda alguna, muy pronto comprendió que su obra iba tomando cuerpo, hasta el punto de que días pasados se le instó a que promocionara su obra en la exposición que ahora tiene en la antigua Ermita de San Vicente, en la actualidad, sala de exposiciones.

Como hemos podido saber y ver, allí están todas sus obras que han hecho las delicias de todos los vecinos de Ibi y aledaños que han visitado dicha muestra pictórica, todo un monumento al arte. En lo que a nuestra persona se refiere, al margen de que Yáñez había pintado un cuatro fantástico de José Tomás, nos pidió pintar otro torero que según nuestra opinión merecía ser inmortalizado para siempre. Como no podía ser de otro modo, le entregamos la foto más emblemática de Rodolfo Rodríguez El Pana, el mítico torero mexicano del que, de dicha foto, Benidel Yáñez ha hecho un monumento al arte.

Si miramos la foto y la comparamos con el lienzo pintado por nuestro artista, es difícil discernir la una del otro. Es cierto que, si analizamos la pintura del artista, inevitablemente vemos rasgos muy característicos que le dan vida y sentido al mágico lienzo en honor al mítico torero llamado El Pana.

Cuando acabe la exposición, nuestro artista, Benidel Yáñez, dona toda su obra para la Asociación de Enfermedades Raras, lo que viene a demostrar la grandeza y altura de miras de este hombre ejemplar. Si nos hemos emocionado con su arte, su dádiva generosa a favor de los demás nos ha dejado dichosos.

Pla Ventura.

En la imagen, el bellísimo lienzo en el que nuestro artista inmortaliza a Rodolfo Rodríguez El Pana, todo un monumento al arte y, sin duda, hacia tan mítico torero mexicano que, si cautivó en vida, tras su muerte, todavía se siguen escribiendo artículos, libros y, como es el caso de ahora mismo, lienzos que le inmortalizan en la eternidad.