Segunda de feria, de las del clavel. Morante abriendo cartel y llenazo. Impresentable presencia del primer toro, muy pobre de cara, protestado con razón, de mala condición, cosa que no se sabe hasta que no sale. Otra cosa es la presencia. El presidente y los veterinarios no cumplen con su trabajo. Ese toro no es para Madrid.

Se atascó con el descabello Morante más de la cuenta.

Emilio de Justo bien recibido por el público de Madrid, después del percance del año pasado. Una pena que el viento molestara tanto. Toro con mucha transmisión. Con el que estuvo muy bien Emilio, contra viento y marea. Madrid es muy agradecido con los toreros que tienen vergüenza. Y Emilio la tiene.

Según la tablilla el tercero pesaba más de 500 kg. Según Alberto, mi compañero de localidad, carnicero de profesión, la báscula no está nada bien. Lo que si se veía desde lejos y desde cerca que el toro no tenía ni morrillo ni pechos ni trapo para Madrid.

Muy valiente y entregado Tomás Rufo. Tapó los defectos del toro, que si humilló y le corto una merecida oreja.

El cuarto justito también de presencia y malo entre los malos, acabó con la esperanza de Morante y de toda la plaza. Con la espada muy poco profesional, un gracioso vamos. ¿Cómo se puede venir de Sevilla con un rabo y estar así? Así son los genios.

Con el quinto llegó la traca.  Bien hecho, completo, desde el caballo hasta la vuelta al ruedo merecida. Con el que Emilio estuvo muy bien, muy torero y entregado.  A nuestro juicio le faltó una tanda más de naturales y una menos de doblones. Una pena la espada y una pena el presidente. Le dio la segunda oreja porque le dio la real gana. Sin ninguna petición. Con esa estocada no se pueden dar dos orejas, ni en Madrid ni en Calatayud. Es usted muy tonto. Muy mal aficionado. No respeta usted ni su cargo y a los aficionados.

Y salió el último. El único bien presentado para esta plaza y con buen son hasta el último tercio que empezó a perder las manos. A la tercera lo cazo Tomás.

Y terminamos con la misma canción del principio. ¿A quién defiende la autoridad?

Una escalera de corrida, impropia de esta plaza y de este hierro. Parece que aquí empieza a valer todo.

No sólo en lo extra taurino. Precios, toreros que no están. Otros que están y no lo merecen. Mucha discoteca, ruido infernal, alcohol. ¿Qué pasará en los corrales?  Igual se filtra algo de alcohol. No sería extraño, después de lo visto.

Rafael Ortega