Poco ha dado de si la corrida de esta tarde si exceptuamos que hemos visto cinco verónicas celestiales por parte de Juan Ortega, una obra bellísima muy difícil de igualar. Se ha lidiado tres toros de Juan Pedro muy válidos para los toreros y tres del Puerto de San Lorenzo; digamos que, dos del Puerto y uno de la Ventana del Puerto.
Pese a que los toreros son mediáticos, tanto Cayetano como Juan Ortega por aquello de la boda fallida, apenas se ha congregado media plaza que, en realidad era lo de esperar. Nada nuevo bajo el sol como diría mi amigo Rafael Ruiz Boffa.
Cuesta mucho entender la presencia en tantos carteles de relumbrón de Cayetano, un fraude artístico de ley pero, mientras toreros inmensos como Curro Díaz se pudren en su casa, Cayetano ocupa un trono en todas las ferias. Nadie lo entiende y mucho menos desde hoy en que, ha desperdiciado un toro de escándalo, de los que salen de uvas a peras y, el madrileño lo ha molido a mantazos. Los toreros, a medida que van toreando a todos se les nota el progreso mientras que, este hombre, retrocede en su profesión cada tarde que torea. Qué pena de toro que se haya ido sin tener un artista delante para que nos hubiésemos emocionado, pero, no está hecha la miel para la boca del asno. En su segundo del Puerto de San Lorenzo, el animal tenía mucha violencia y buscaba un torero que no ha encontrado, y menos mal que Cayetano ha salido ileso tras la espantá que ha dado en la lidia. Al parecer, a Cayetano se le olvidó el carné en su casa y en Valencia hemos visto un torero vulgar frente a un toro bravo y, un hombre aperreado porque el toro pedía credenciales al torero.
Juan Ortega que en su primero ha tenido otro toro de Juan Pedro muy noble, repetidor, incluso hasta con ese puntito de casta que necesita un toro; un animal al que le ha dado las cinco verónicas más bellas de la feria de Valencia, calificarlas de celestiales sería poco. Ya, en la muleta, el toro tenía mucho recorrido, mucha bravura y sin el menor atisbo de peligro, pero, amigo, aquí viene el quid de la cuestión, Ortega no se ha entendido frente a un toro que tenía que haberle cortado las dos orejas. Ha tenido momentos bellos, pero, la faena ha discurrido entre enganchones, dudas y, como explico, sin haberse entendido ante su enemigo. Una pena porque era para cuajarlo por lo grande. Lo bueno de Juan Ortega es que ya tiene licencia par actuar en todas las ferias y con toros muy nobles; vamos, lo que definimos como una figura del toreo. Su segundo, un toro de menor entidad no se ha complicado la vida y lo ha toreado de forma despegada y vulgar. Toro y torero para olvidar.
Borja Jiménez ha tenido un primer toro del Puerto que ha repetido con franqueza, con el defecto de que parecía un novillo, un toro impropio de una plaza de primera. Mal empezamos. Borjita ha estado voluntarioso, tesonero, valiente a carta cabal; nada ha dejado por hacer, pero, le recordamos en tardes de la pasada temporada y su actuación en este animal nos ha parecido muy poca cosa, pese al gran esfuerzo que ha realizado el diestro. Ha matado de una gran estocada y la han dado una oreja de pueblo. En el último, de Juan Pedro, otro buen toro al que Jiménez le ha dado todos los pases habidos y por haber. Nadie discutirá la voluntad del diestro que, sin duda, va camino de ser un gran torero pero, que no se equivoque, con los toros pastueños se queda en una parodia; Borjita es un torero muy poderoso por dicha razón necesita de un toro encastado. Un pinchazo y un descabello han dejado la cosa en el vacío de la nada; de haberle dado una oreja hubiera sido un desacato. Insisto que, la disposición del diestro le puede llevar a lugares de altura pero, reitero, tiene que buscar el toro bravo, pero con mucha casta puesto que, mediante la misma es con la que logra emocionarnos a todos.
Aplausos para Juan Pedro que ha traído tres toros fantásticos, tanto en presentación como en juego. La pena ha sido que una cayera en mano de Cayetano, un negado para el toreo; el otro en las de Juan Ortega que, sin que nadie sepamos las razones, no ha entendido a su enemigo; el tercero, en las manos de Borjita, ha estado muy tesonero pero, como digo una vez más, muy notables toros de Juan Pedro. Tras todo lo contado, hasta me atrevo a pensar que mañana leeremos en algún que otro portalito de Belén que el presidente le ha negado la puerta grande a Borja Jiménez; lo barrunto, aunque quiero equivocarme. A mi me encanta el triunfo de los toreros, el verdadero, pero me hastía el triunfalismo que es la manera más sencilla de engañar a los toreros.