Se vivió una tarde muy interesante. Con un clima perfecto y un ambiente que hacía muchos años no veíamos en una novillada.

Hubo una disminución bastante considerable en el costo de los billetes y eso tuvo una repercusión importante en los tendidos que se vieron muy nutridos.

Es definitivo que la convocatoria que ocasionó, sin duda alguna, la prohibición de festejos taurinos en el coso más grande del mundo impactó en sectores sociales que no nos hubiésemos imaginado. La juventud se hizo presente en los tendidos y en diferentes foros la novedad era saber si ibas a ir a los toros el domingo.

Se puso de moda ir a la México. Y ello con llevó a algunas decisiones por parte de la empresa que a los puristas no nos gustan mucho pero que finalmente tuvieron resultados.

En esta novillada el público, que no entiende mucho aún de lo que ocurre en el ruedo, tiene que ser involucrado de manera más ortodoxa para que independientemente de las formas, nunca se pierda el fondo y la esencia de nuestra amada fiesta.

Los novillos, en general bien presentados. Aunque no pelearon mucho en varas pues los chicos decidieron “cuidarlos” para que no perdieran “gas”.

Eso es una de las lamentables modas que hoy existen, y que, a algunos, nos parece un desacierto. “¡Villar del Águila” ganadería propiedad del arquitecto Javier Sordo, quien a su vez es uno de los empresarios de la Monumental!

En primera instancia Eduardo Neyra, quien entró de última hora al cartel debido al percance sufrido por el anunciado Andrés García, y quien mereció un novillo complejo con el que no se vio muy desenvuelto escuchando el terrible azote de los toreros. Silencio.

En su segundo la cosa cambiaría. Desde la salida el cárdeno, de hermosas hechuras, tuvo emotividad, alegría y buenas intenciones en la embestida, lo que permitió que hubiera una amalgama interesante en la que comulgaron los protagonistas, por lo menos en la primera parte de la faena de muleta. Se logró acoplar a las embestidas, siendo el público un testigo de ese romance. Pero, aunque el flechazo fue instantáneo, las diferencias comenzaron a brotar conforme concurría la lidia y los abrazos de esfumaron, se acabó la pasión y las llamas se tornaron como el carbón que aunque arde, apenas se vislumbra.

Y se fue sin el triunfo anhelado, sin embargo, con una triste vuelta que pudiera haber terminado de mejor manera.

Emiliano Osornio se levantó con el triunfo. Con buenas maneras logró emocionar a sol y a sombra, con ese sentido del valor, de la determinación y de la disciplina. Como se nota cuando un chiquillo quiere ser torero. Cuanto tiempo pasó en que no veíamos esa hambre de ser que hoy pisó con fuerza el “albero” de esta plaza.

Con una estilizada figura esperábamos con ansias. Triunfador de plazas mexicanas dejaba ese pequeño sorbo en boca que nos dejaba notas claras, contundentes y armoniosas, pero se quedó en la ilusión. Y a pesar de que fue el gran triunfador, ninguno de los tres novilleros estaban lo suficientemente preparados. El encierro tuvo adeptos con posibilidades para más.

En realidad, no se les puede juzgar tan duro. Hay muy pocas novilladas y tienen poco bagaje. Pero si hay que entender la parte contraria. El hecho de que un toro se vaya del ruedo con las orejas cuando las tenía prendidas con “seguritos”.

Con su primero tuvo mejores momentos que cautivaron a las alturas y le permitieron recrearse, un poco atrabancado por la visible falta de oficio. Los que yo llamaría detalles, le llevaron a conquistar una oreja.

En el segundo se me perdió. No entendió al burel, mismo que salió en el quinto turno, luego que el de lidia ordinaria se viera enormemente dañado, con una lesión que le impedía la movilidad. Y pese a que hubo muy buenos momentos. No entendió los terrenos, y fue dibujando círculos por todo el ruedo sin tomar el control de la situación. y hacer valer su tauromaquia. Honestamente aún no entiendo el que el juez haya otorgado una oreja, pero en estos casos cada día es más difícil entender la mayoría de las cosas que ocurren en el palco.

El novillero regiomontano Luis Ángel Garza tuvo una desafortunada presentación. Le pesó la plaza. ¡Y bueno! Si le ha pesado a los más grandes, ¿qué podemos pedirle a un joven con tan poco en su haber?

Pero si por lo menos las intenciones hubieran indicado lo contrario, no estaría haciendo esta clase de comentarios.

Era un grano de arena hundiéndose en el mar. Buscaba salir a flote pero a cada momento el agua lo arrastraba hacia los adentros sin permitirle la posibilidad de flotar y ponerse en el lugar que le correspondía.

Afortunadamente en el sexto cambio 180 grados su actitud y sin tener los recursos, hizo lo posible por agradar a toda esa gente que se quedó hasta el final del festejo, entusiasmada por conocer las facultades del neoleonés. Ensimismado con el afán de triunfo comenzó a ahogar a su enemigo y el hizo se fue al pozo.

Vino de menos a más con ilusión de asomarse al triunfo y no hubo manera.

Tendrá que prepararse mucho más pues los tiempos nos exigen mayor preparación y entusiasmo, así como sensibilidad y pasión.

Un muy interesante cierre de temporada en que pudimos sobre todo confirmar que la fiesta está más viva que nunca, y que seguramente será el principio de un resurgimiento, que esperamos se contagie en aquellos países que han tenido que acatar leyes que están terminando con la afición de las nuevas generaciones que tanta falta le hacen a la tauromaquia.

Se especula que por junio podría llevarse a cabo una temporada de novilladas. Y esperemos que así sea pues debemos apoyar y lograr que surja una nueva cantera de aquellos que sostendrán nuestro arte por muchos años más.

Alexa Castillo