La Monumental fue marco de la corrida de rejones en que hubo una sorprendente entrada.

Se había anunciado en primera instancia un mano a mano entre el hispano Andy Cartagena y el mexicano Emiliano Gamero, pero por temas sanitarios no hubo la posibilidad de que Cartagena pudiera transportar sus caballos en tiempo y forma ya que le pedían una cuarentena que no hacía posible llegar a la esperada cita.

Se modificó el cartel de una manera muy agradable, con el rejoneador potosino Jorge Hernández Gárate y el nobel Fauro Aloi.
El encierro procedió de la ganadería de La Estancia. Bien presentado siendo complicados primero, segundo y quinto. Y destacando el cuarto. Aloi tuvo el lote más equilibrado en suerte.

El grupo de los forcados Amadores de México pegó cada uno de los toros de manera extraordinaria, algunos con mayor dificultad pero dejando claro que son un grupo de profesionales a la altura de cualquier agrupación portuguesa.

Jorge Hernández Gárate a pesar de su edad es el rejoneador más viejo de nuestro país. Vistiendo a la usanza portuguesa se vio con mucha madurez ante un astado emplazado que solo se defendía, sin lugar a un lucimiento espectacular, pero con el que clavó limpiamente de una manera eficaz. Acertado con el descabello dio la vuelta al lado de Carlos Tirado.

Pero habría de aparecer el cuarto de la tarde, que desde la salida tuvo emotividad y Jorge como si dejara la vida en el intento, se inspiró.

Se dice que la obra de arte más importante del mundo es la Gioconda de Leonardo Da Vinci. Y es que cada trazo es perfecto. Su serena mirada en conjunción con la geometría de sus elementos, las atmósferas tan claras. Su mirada es penetrante, rasgo poco característico de la época en que la mujer jamás confrontaba con la misma. El sfumato, técnica muy avanzada para el Renacimiento es quizá lo que más relevancia y perfección regalan a la obra pues la vuelven tridimensional. La sonrisa de la Monalisa se deja entre ver cuando buscamos los diferentes ángulos y eso al final del día la vuelve imponente, magistral, y sólo un genio como Da Vinci podría haberlo logrado. Y es que cuando empecé a ver las caricias de las colas de los caballos a los pitones del toro, no podía más que ver esos trazos perfectos, limpios, aseados, con sello propio, con un sentido de la estética, de la doma y del arte que nos remonta a lo clásico renacentista.

Fue impecable en todo sentido, tanto que al momento de firmar, quizá confiado, quizá presionado, emocionado, hubo de trozar la pluma y el anhelado triunfo que además tenía ya nombre en el firmamento, quedó en eso, en un sublime anhelo que lo hizo romperse.

Quizá la tarde más importante de su carrera, la actuación más trascendente y los recuerdos de tantos años vinieron en un momento a agolparse. El llanto inundó la arena y hasta Los ángeles derramaban el néctar de sus ojos.
Y es que la vida y el toreo son así. Pero queda grabada su actuación como el cuadro de la Gioconda en la mente y en la retina de los espectadores que tuvimos la fortuna de emocionarnos con su labor.

Aquí tengo que hacer un paréntesis.

Y es que ver un espectáculo como el que pudimos presenciar por parte de los forcados, es algo más allá.

En México es sumamente valorada la suerte de la pega de cara. Por los conocedores al saber el grado de dificultad de poder sostenerse abatiendo las embestidas de un animal de 500 kilos. Pero para quienes no, es una afrenta real. Pues a cuerpo limpio someterán al burel. Incluso algunos antitaurinos llegan a respetar a los forcados, tanto como a los recortadores por enfrentarse al tú por tú como ellos creen que es.

El primero correspondió a Carlos Tirado quien realizó una pega emotiva, ante la fiereza del ejemplar que se defendía tirando a diestra y siniestra los gañafones. Sin duda uno de los mejores forcados de este país que calentó el ambiente y nos abrió el apetito para poder saborear las mieles de lo que nos deparaba esta grandiosa tarde.

El cuarto en la lidia fue encarado por René Tirado. Líder y con mucho de esta agrupación y que ha hecho tanto por los forcados tanto en nuestro país como en Portugal.

Y es que fue un poema. La cereza del pastel. Y es que si hablábamos de arte, pensemos que esculpió un David! Que es perfecto desde el lado en que se vea, que es memorable, que permanece con el tiempo, que causa emociones a flor de piel, que nos impresiona por su majestuosidad y nos alegra los sentidos.

Y con ello me quedo corta porque se me agolpan las palabras y podría estar horas hablando del tema. De una técnica que no se si pueda mejorarse pero que deja de manifiesto el gran amor que le tiene a su carrera.
René dio la vuelta al ruedo no sin antes haber intentado sacar a Jorge a los medios para fundirse en un abrazo, y llevándose su tricornio como símbolo de la unión y amistad que ha existido entre ambos y que ha sido parte del éxito de los amadores de México.

Cabe resaltar que al término del festejo, cuando se despidieron los toreros, y agradecieron los forcados, la euforia, la alegría, el respeto y la gratitud se amalgamaron para hacer vibrar los tendidos, que pocas veces han clamado tan exaltados ante una actuación en este ruedo!

Emiliano Gamero a la usanza charra salió como siempre con mucha entrega. Tuvo quizá los momentos más comprometidos de la tarde.

En su primero tratando de hacer un pozo en el desierto, ante una montaña de arena que no había manera de mover. Pero fue obstinado en su labor luciendo en muchos momentos derramando valor y pudo despertar en nosotros la preocupación que conlleva que el ganado no coopere.

Y es que “Si Mahoma no va a la montaña, la montaña tiene que venir a la México”

Fue asediando a su enemigo hasta encontrar el punto de quiebre. Ante animales así no hay distancias posibles, porque solo hay arreones y hay que acosar para poder encontrar una respuesta fatua.

Pero Emiliano no cedió y ¿si no hubiera fallado con el rejón de muerte? Dio una vuelta acompañado del Forcado en turno

Su segundo parecía ser el bueno, lo esperó a Porta Gayola con la garrocha con la que lució, templando en todo momento y llevando el tiempo tan perfecto como un director de Orquesta. Y sin duda Vivaldi es uno de los compositores que nos alegran el día cuando escuchamos sus obras.

Y ya sea las Cuatro Estaciones o sus magistrales obras para flauta, nos cambian el estado de ánimo. Sus compases perfectos y su armonía nos empapan de libertad, de asombro, de romance, y nos hacen sentir mejor. Y ese asombro nos hizo levantarnos del asiento cuando con ceñidas piruetas en donde arriesgó hasta el apellido, desengañó a la res que nuevamente arreaba.

Y vino un momento como en el segundo movimiento de una obra, donde un adagio se apoderó del toro que quedó pasmado en los medios sin permitirle al esteta la reunión perfecta.

Los forcados hicieron su labor, complicada por las circunstancias antes dichas pero que rindió frutos.

Más parado aún, era muy complejo tirarse a matar y a pesar de, el capitalino se fue con todo y lamentablemente no dobló. El público agradeció su labor con una vuelta al ruedo acompañado del amador Fauro Aloi debutó en esta plaza. Vistió como Amador a la usanza portuguesa.

Por alguna razón desde hace unos años se ha dejado de respetar el reglamento pues si nos ceñimos a éste, Aloi tendría que haber abierto plaza y cerrado plaza debido a que no posee alternativa. Pero a saber las decisiones de las autoridades que desconocen muchas veces, cuando de rejones se trata.

A pesar de su verdor que definitivamente se notó, es un buen caballista y seguramente en breve tendremos triunfos significativos, pero hace falta placearse y presentarse en la México equivale a una gran responsabilidad. Hay que saber de los terrenos de la plaza, mismos que no tiene muy claros el joven. Sin embargo su afición lo puede llevar lejos

Tuvo momentos interesantes, aunque peleando mucho con la boca de sus caballos. Se vislumbraba una bronca en el momento en que tapó a los forcados para clavar una banderilla, que de no haberlo hecho con sumo acierto, le hubiera costado el total descontento del respetable.

Se consolidó una buena pega por parte de los forcados y tras fallar con el acero, dieron la vuelta ambos protagonistas.

En el que cerró plaza tuvo instantes válidos que le agradeció la parroquia. Esperemos que despegue correctamente, tratando de generar su propia tauromaquia pues tiene elegancia y valor. Pero poca experiencia, por lo menos en el papel!

Gran pega por parte del Forcado.

Nuevamente recorrieron el anillo ambos.

Previo al festejo se presentó el espéculo Sinfónico ecuestre de Los caballos Domecq, lo mismo que al término del festejo mayor. Lo cual seguramente motivó a algunos de los espectadores a acudir a la Monumental que de verdad tuvo una entrada impresionante.

El show careció de Sinfónica, más bien fue amenizado con un mariachi y al ser alumnos de equitación los que hicieron las exhibiciones, hubo demasiadas carencias.

Es una apuesta interesante pero creo que debería haber sido al término del festejo de rejones y no intercalado ya que quita esa seriedad que los toreros merecen.

Hubo gente de acuerdo y otros defraudados por la expectativa, pero en taquilla definitivamente se reflejó el éxito!

Ojalá si vuelven a realizarlo se preparen de manera adecuada para presentarse en la plaza más grande del mundo y la más importante de nuestro país.

Alexa Castillo

Foto: Plaza México